VITAMINAS, MINERALES Y FITOQUIMICOS
- EL BLOG DE CRISTINA
- 19 oct 2019
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Con la dieta, además de aportar las proteínas, las grasas y los hidratos de carbono (macronutrientes), en calidad y cantidad adecuada para hacer frente a sus necesidades energéticas, metabólicas y estructurales de nuestro cuerpo; también, debemos aportar vitaminas, minerales, oligoelementos y otros Fito nutrientes ( como poli fenoles, licopeno…), estos, en mucha menor proporción que los primeros, por eso se les denomina micronutrientes, pero son necesarios en una cantidad mínima adecuada, y guardar una relación determinada entre ellos, puesto que el exceso de unos desequilibra a los otros.
Estos micronutrientes, actúan como catalizadores y cofactores enzimáticos y su carencia,
causa la perdida global de actividad bioquímica celular y por lo tanto, de un mal rendimiento biológico de las funciones metabólicas.Estas carencias, pueden ser responsables en gran parte, del sufrimiento de la célula,incapaz de realizar su función o por lo menos de realizarla correctamente, ta que cuando hay un déficit de algún nutriente en nuestro cuerpo,, el organismo tiende hacia la compensación siempre que le sea posible, a un que esto solo lo puede hacer a corto plazo.
Este punto es fundamental, para poder comprender que dado que nuestro cuerpo es bioquímica, estos déficits son el origen de ciertas alteraciones en nuestro estado de salud.
Y aunque las carencias nutricionales severas, prácticamente ya no existen en el mundo occidental, sí que hay subcarencias de micronutrientes responsables de múltiples agilizaciones y alteraciones funcionales a más o menos largo plazo.
¿A QUE SON DEBIDAS LAS CARENCIAS?
En buena medida hay un aporte insuficiente, ligado a distintas causas:
-A la alimentación que seguimos. Es un hecho que estamos sobrealimentados pero mal nutridos, con lo cual tenemos déficits de nutrientes por malos hábitos dietéticos. La alimentación que seguían nuestros ancestros, se ha modificado profundamente, en especial, en el transcurso de las últimas décadas, dejándonos llevar por la información engañosa y manipulada, donde triunfan las harinas refinadas y el azúcar en detrimento de fruta y legumbres.
-Mala calidad de los alimentos: agricultura intensiva ( con suelos agotados, vegetales cultivados de prisa en invernaderos atiborrados de forma artificial de minerales, procesos de maduración artificial, los frutos son cortados verdes para que maduren durante el transporte, almacenamiento en cámaras o en nuestros hogares, siendo en los últimos momentos donde consiguen las máximas cantidades de vitaminas y antioxidantes; por ejemplo, la naranja es rica en vitamina C, pero cuando madura en los arboles al sol, no cuando lo hace en cámaras. Ganadería intensiva, con animales que no salen de su establo o de su jaula, alimentados con piensos de baja calidad, elaborados a base de alfalfa deshidratada, cereales y plantas secas, residuos de industrias (fábricas de aceite, de almidón…), harinas de carne y residuos de pescado).
- El procesamiento, conservación y cocinado de los alimentos reduce de forma importante el contenido de nutrientes en los mismos entre otras cosas. El procesamiento de los granos de cereal antes de ingerirlos, lleva a que en cada fase del proceso se destruyan nutrientes, es decir, que los granos integrales tienen muchos más nutrientes que las harinas blancas; y nunca recuperaran los niveles originales a pesar de que los enriquezcan con cuatro vitaminas y dos minerales, aunque con esto la legislación le permita poner en el etiquetado al fabricante cereales “ENRIQUECIDOS”.
-Otra consideración que quiero mencionar en relación a un bajo aporte, está relacionado con que en la sociedad actual fruto como decimos de una alimentación inadecuada, estrés, tóxicos que metemos en nuestro cuerpo, consciente o inconscientemente… se genera un desequilibrio de la flora y del epitelio intestinal que nos lleva a una malabsorción de estas sustancias.
Tampoco hay que olvidar, que en determinados momentos de nuestra vida, tenemos aumentadas las necesidades de micronutrientes. En algunos casos estos suplementos están bien instaurados en determinadas etapas o situaciones, por ejemplo, cuando una mujer se quiere quedar embarazada, sabe que necesita un suplemento de ácido fólico para prevenir espina bífida en el feto; pero existen otras muchas circunstancias en las que no somos conscientes de que nos vendría muy bien suplementarnos con un determinado nutriente para que nuestro cuerpo pueda hacer frente de forma a adecuada ante una determinada situación, sin ir más lejos, y tan de moda en nuestros días, durante estos periodos de estrés físicos o emocional, donde se depletan de forma importante estos micronutrientes.
Después de todas estas consideraciones, deberíamos tener claro , que siempre que sea posible consumir alimentos orgánicos propios de la estación en la que nos encontremos y de la región en la que vivamos, por varias premisas; una de ellas s que la naturaleza es sabia, en cada estación del año nos proporciona los alimentos que mejor le van a nuestro organismo; así por ejemplo, en verano, la mayoría de las frutas son ricas en agua y en vitamina A, que es la que protege entre otras cosas la piel del cuerpo. En otoño el cuerpo se tiene que preparar de cara al invierno, que es cuando más posibilidades de enfermar tiene, a si que tenemos naranjas, caquis, calabazas… todas ellas ricas en vitaminas C y otros minerales necesarios par que nuestro sistema inmunitario funcione correctamente.
Además, los alimentos de temporada, sobre todo cuando están recogidos en su punto óptimo de maduración conservan al máximo los nutrientes, (vitaminas, minerales y antioxidantes), siendo mucho más nutritivos.
Los minerales se acumulan especialmente en la piel, por lo que a nivel nutricional es recomendable comérsela. Pero esto, únicamente debería ser así, siempre y cuando sean alimentos de origen ecológico para evitar los agroquímicos y otro tóxicos que se acumulan en ella siendo resistentes al lavado.
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